El seguro de vida ya aparecía en Babilonia, Egipto, la Antigua Grecia o Roma y, hoy en día, después de un espléndido desarrollo desde mediados del siglo XIX, el seguro de vida sigue siendo la mejor herramienta de protección familiar.

Podemos encontrar seguros de vida que garantizan a los beneficiarios un capital en caso de fallecimiento, que incluyen otras coberturas adicionales como invalidez o fallecimiento accidental, y otros que también permiten consolidar un ahorro para la jubilación.

Más de 20 millones de españoles se protegen y protegen a su familia con un seguro de vida, la Sociedad va concienciándose sobre su importancia en la planificación financiera y sus múltiples beneficios. No obstante, existen una serie de mitos que vamos a desmontar.

 

1.- No necesito un seguro de vida porque no tengo hijos

El seguro de vida no solo protege a los hijos, sino a uno mismo en caso de una invalidez, hay modalidades que también posibilitan disponer de un ahorro garantizado para complementar la jubilación. Por otro lado, aunque no tenga hijos ¿estoy seguro de que si yo falto nadie se verá perjudicado económicamente?

 

2.- El seguro de vida es un gasto y es caro

El seguro de vida se adapta a tus necesidades y a tus posibilidades económicas pudiendo modificar las condiciones a lo largo de las etapas de la vida. Una prima menor de lo que crees puede darle a tu familia la estabilidad económica necesaria en caso de que faltes.

 

3.- O ahorro para la jubilación o cubro a mi familia en caso de que falte

No hay que elegir, una misma póliza de seguro puede atender las dos situaciones y te permite ahorrar mientras mantienes protegido lo que más quieres. Dependiendo de la modalidad también te permite disponer de liquidez en caso de necesidad.

 

4.- El banco obliga a contratar uno con la hipoteca

No solo no es obligatorio, sino que según estudios recientes contratar con una entidad bancaria puede ser hasta un 40% más caro que contratar con una Compañía aseguradora.

Cubrir el capital pendiente de amortizar en un préstamo, hipotecario o no, siempre es aconsejable y se puede dejar constancia en la cláusula de beneficiarios de cualquier seguro de vida que tengas contratado, o que sean tus beneficiarios los que, llegado el momento, decidan si desean o no liquidar el préstamo.

 

5.- No es posible contratarlo si tengo una enfermedad

Padecer una enfermedad no excluye de poder contratar un seguro de vida. La Compañía aseguradora valorará los datos proporcionados y podrá aceptar la contratación aplicando, o no, una sobreprima.

 

6.- Con mi edad ya nadie me asegura

Contratar un seguro de vida cuando se es joven es más barato pero siempre es conveniente a cualquier edad.

El aumento de la esperanza de vida y la incorporación tardía de los jóvenes al mundo laboral hace que sigamos siendo el pilar económico de nuestro hogar más allá de los 50 años. Contar con un seguro de Vida Entera, por ejemplo, otorga la tranquilidad de proporcionar tranquilidad y estabilidad económica a nuestra familia sin límite de edad.

 

7.- Tengo una profesión de riesgo, no soy asegurable

Precisamente al estar expuesto a un riesgo agravado mi familia tiene mayor necesidad de que me asegure. El estudio del riesgo se realiza de forma personalizada teniendo en cuenta la profesión y las labores y actividad diarias dentro de esa profesión.

Como hemos visto, el seguro de vida es “para todos los públicos”, independientemente de su edad, situación familiar o laboral, y es esencial para proteger el bienestar de los que más queremos y a nosotros mismos.

Una de las características que todos buscamos cuando contratamos algo es la flexibilidad y el seguro de vida es un producto vivo, que te acompaña en todas las etapas vitales y que te permite modificarlo y adaptarlo a tus necesidades en cada una de ellas.

 

Contratar un seguro de vida para proteger a nuestra familia y nuestro futuro es un acto de cariño y responsabilidad.

 

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