Que el ahorro para la jubilación se ha convertido en una necesidad ya no es ningún secreto, el ahorro a largo plazo garantizado a través de Seguros de Vida además nos proporciona la seguridad de una rentabilidad a través de la magia del interés compuesto.

 

La importancia de la educación financiera y la planificación

Nuestra educación financiera mejora día a día, nos preocupamos por aprender y manejar nuestras finanzas de forma responsable, logramos conocimientos básicos que nos ayudan a tomar las mejores decisiones contando con el apoyo de gestores personales especializados. Y si ya hemos logrado el hábito del ahorro, el siguiente paso es planificarlo de la forma más acorde a nuestras circunstancias vitales y fiscales.

Ya no es una opción abandonar esa planificación, ahorrar a largo plazo es un acto de responsabilidad con nuestra familia, con nuestro futuro e incluso con nuestra sociedad. Los tiempos han cambiado y el sistema público de pensiones no podrá hacer frente al 100% de nuestras necesidades en la jubilación.

Complementar nuestra pensión de jubilación

Hay que asumir por el bien personal y por el bien común que el futuro pasa por tener un complemento adecuado que nos permita mantener una economía saneada. La evolución demográfica es implacable, y cuando ahora se consiguen más ingresos para los pensionistas, como la actualización anual de las pensiones según el IPC, será en detrimento de los ingresos de futuras generaciones que se verán obligadas a pagar cotizaciones sociales o impuestos más altos.

El desequilibrio del sistema de reparto o de solidaridad intergeneracional se debe fundamentalmente al envejecimiento de la población, y su solución está fuera del alcance de la influencia de la economía, de los pactos políticos y de los gobiernos.

Para equilibrar, en lo posible, el sistema y contribuir al bienestar social y personal que conlleva, debemos estar aún más concienciados como cotizantes, adoptando el ahorro privado a largo plazo como una obligación en edad laboral. Una obligación que nos protegerá en el futuro de una pensión de jubilación posiblemente insuficiente para mantener nuestro nivel de vida, teniendo además muchos años por delante para vivir nuestra vejez, con necesidades de ayuda en aumento.

¿Cómo saber qué esfuerzo debo realizar para complementar mi pensión?

La opción óptima sería conocer cuál será la futura pensión a percibir. En la actualidad se sigue incumpliendo la obligación de enviar la “carta naranja”, en la que debe constar toda la información necesaria para conocer la posible pensión pública de Jubilación a la que tendríamos derecho según nuestra situación laboral, cotizaciones realizadas, edad…

Tomar decisiones informados y conociendo nuestra pensión futura, esa que con cada reforma que se realiza recorta un poco más su importe o el momento de comenzar a percibirla, es la base ideal sobre la que construir nuestras previsiones de ahorro necesario.

En todo caso no tener la información oficial sobre el importe de la pensión futura no exime de ser consciente de la necesidad de ahorrar a largo plazo, ante la expectativa de unas pensiones a la baja, con menor poder adquisitivo, y que podrían lastrar nuestro bienestar en la jubilación.

En el siguiente cuadro se dan algunos datos sobre el complemente necesario en distintos escenarios:

 

Con esta información podemos calcular el pre-ahorro necesario, es decir establecer una cantidad de ahorro periódico obligatorio y ajustar nuestra capacidad de gasto una vez deducido ese ahorro de nuestros ingresos:

INGRESOS-AHORRO OBLIGATORIO = CAPACIDAD DE GASTO

Este cálculo de nuestra capacidad de gasto nos permitirá generar un capital a largo plazo de forma gradual, disciplinada y sostenida en el tiempo, contratando productos seguros que aprovechen las ventajas de la capitalización compuesta.

 

Conseguir el objetivo

Para conseguir el objetivo de disponer de un complemento adecuado para la jubilación podríamos realizar el siguiente esquema:

 

  1. Convicción de la necesidad del ahorro.
  2. Establecer las necesidades futuras.
  3. Ser constantes para mantener el ritmo de ahorro de forma disciplinada.
  4. Informarse y confiar en nuestro gestor personal para la planificación conjunta.
  5. Contratar el producto idóneo, adaptado a nuestra circunstancias personales, familiares, laborales, económicas y fiscales.