El encuentro digital “El impacto del COVID en las pensiones” celebrado el pasado viernes 26 de junio ha contado con la presencia de dos de los 100 expertos que el Gobierno ha nombrado para asesorarse en la era post COVID y elaborar un documento de propuestas denominado “España 2050”.

El documento de propuestas “España 2050” se encuentra en fase de reflexión o diagnóstico, sin recibir todavía propuestas o soluciones a debate.

José Antonio Herce y Rafael Domenech participan dentro del grupo de trabajo “Longevidad” con un análisis sobre el futuro del sistema de pensiones y los cambios que se producirán en el sector de los cuidados de la tercera edad.

 

Situación pre-covid

 

El gasto en pensiones ya estaba abocado a un incremento considerable antes de la entrada en escena del Covid-19, teniendo en cuenta que la generación del baby boom comenzará a cumplir la edad de jubilación en la próxima década.

A esa entrada masiva en la edad de jubilación hay que añadir presión demográfica adicional debida al aumento de la esperanza de vida, con jubilados que cada vez son pensionistas durante más tiempo.

En el pasado año 2019 la Seguridad Social ya tuvo un déficit de casi 17.000 millones de euros, y el efecto COVID en 2020 hará aumentar ese déficit fruto de una crisis que afectará al PIB y como consecuencia a los ingresos del sistema de pensiones. Por otro lado seguirá aumentando el gasto por el incremento del número de pensionistas y de la tasa de sustitución (Pensión/Último salario) de los nuevos pensionistas que acceden al sistema.

Aunque los problemas no son nuevos para el sistema de pensiones español, nos encontramos en una situación en la que la necesidad de reforma se hace aún más acuciante. “Porque las pensiones, tal y como están pensadas hoy no se van a poder pagar: necesitamos cambios que hagan que las pensiones sean pagables, sostenibles y suficientes” declaró José Antonio Herce.

El coronavirus tendrá impacto a corto, medio y largo plazo. Los Planes de Empleo y los productos de previsión social complementaria sufrirán una caída de aportaciones, y la Seguridad Social también verá disminuir sus cotizaciones. El incremento del paro creará lagunas en la vida laboral de los trabajadores y las jubilaciones anticipadas aumentará el gasto en pensiones.

 

Propuestas para afrontar la reforma del Sistema de Pensiones tras la crisis del Covid19

 

Según Herce el Pacto de Toledo debe retomar dos cuestiones que estaban a punto de aprobarse antes de la paralización de las reuniones:

 

Estos dos factores inciden en el importe de las futuras pensiones, el primero de ellos el IR sustituiría al IPC para el cálculo de la revalorización de las pensiones tomando en consideración variables que inciden en los ingresos y gastos totales de sistema, además de otros parámetros, para establecer el importe de las pensiones contributivas.

En cuanto al Factor de Sostenibilidad, una vez aprobada su puesta en marcha, afectaría al cálculo de la primera pensión de los nuevos jubilados, ajustando el importe a la esperanza de vida del año en que se produzca su jubilación. El resultado de dicho ajuste puede significar una merma de un 10% en el importe de esa primera pensión.

Además de estas dos medidas, aprobadas en la reforma del sistema de pensiones del 2.013 y aún sin aplicar, habrá que abordar otros temas tales como:

  • Tener en cuenta toda la vida laboral para calcular la base reguladora.

Actualmente se tienen en cuenta 23 años aumentando un año hasta el 2.022 cuando se tomarán 25 años como período de cómputo de la pensión

  • Reestablecer la equivalencia actuarial entre lo que se ha cotizado y la prestación que se cobra.

Cuando los nuevos pensionistas entran en el sistema, el valor que reciben es superior a lo que han cotizado, con un desequilibrio medio del 30%.

  • Introducir fuentes de financiación alternativas a través de la previsión social empresarial complementaria y el ahorro voluntario individual. En definitiva, que la pensión de jubilación de un trabajador se convierta en una pensión digna constituida por la pensión pública y la pensión complementaria (segundo y tercer pilar).

En éste último punto cobra fuerza la necesidad de contar con un sistema privado de ahorro garantizado que contribuya a paliar la incertidumbre de la percepción de una pensión digna, y además goce de ventajas fiscales ya sea durante las aportaciones, como los Planes de Previsión Asegurados, o en el momento de percibir el capital garantizado si el ahorro se instrumenta a través de un Seguro de Vida Clásico.

 

Por su parte Rafael Domenech propone medidas para reducir la economía sumergida y mejorar la eficiencia del sistema impositivo. Sobre la reforma de las Pensiones concreta las siguientes:

  • Sistema de reparto de Cuentas Nocionales.
  • Alargar la carrera profesional, de forma que por un lado se corrija el déficit actuarial del sistema y por otra se genere la posibilidad de pensiones públicas más elevadas.
  • Complementar la pensión pública mediante un sistema complementario ocupacional, con una única cuenta por trabajador y con gestión de inversiones pública o privada a elección del trabajador.
  • Implementar el sistema de mochila austriaca que cubriría el caso del despido y que si no se utiliza se capitaliza para la jubilación.

 

En definitiva “La crisis va a dejar las cuentas públicas con un déficit muy grande este año: si no hacemos nada para empezar a garantizar la estabilidad presupuestaria a partir de 2022, posiblemente surjan dudas sobre la sostenibilidad”, según Rafael Doménech.

 

Otras opiniones

 

Agustín Garmendia, presidente de Deusto Business Alumni. «El futuro de las pensiones tras el Covid-19 es un tema de gran trascendencia económica y social«

Naiara Tobalina, directora general de Deusto Business Alumni. «La caída de los ingresos y el incremento del paro ponen en riesgo la estabilidad de las pensiones»