Recibimos noticias desde el Hospital Pediátrico Pablo Horstmann de Anidan en Lamu, Kenia, con el que desde hace años colabora ESPAÑA S.A. Noticias que nos provocan un abanico de sentimientos que van desde el nudo en la garganta a la sonrisa sin ambages. Ana Sendagorta, presidenta de la Fundación Pablo Horstmann, nos cuenta su última visita a Lamu y al Hospital que desde 2010, sólo dos años después de su inauguración, se ha convertido en el centro de referencia pediátrico más importante de toda la región:

«En esta última visita al Hospital Pediátrico Pablo Horstmann de Anidan en Lamu yo llegaba con la mentalidad de llegar a nuevos acuerdos con las autoridades sanitarias para adaptar nuestros servicios a las necesidades actuales, de reorientar nuestros objetivos, de supervisar,… pero allí, según llegas la vida, intensa, colorida, te sorprende y te conmueve en cada rincón, atrapa tu atención distrayéndote de tus propósitos.

Nada más cruzar la cerca de Anidan corren hacia nosotras un tropel de niños sonrientes, cariñosos, que se empujan por cogerte la mano, bailoteando alrededor de ti. Reina en la casa de acogida de Anidan la alegría y un orden de vida que te hace sentir enseguida que estos niños están en un pequeño paraíso que les ha permitido olvidar los traumas de sus vidas anteriores. Un lugar donde los casi doscientos hermanos se cuidan y son cuidados, se percibe el cariño. Un grupo de pequeños está con su profesora, unos pocos están en el aula recientemente inaugurada de arte, otros juegan al fútbol con un coach del Real Madrid que ha ido a formar a los entrenadores y niños en valores.

Cuando nos dirigimos hacia el hospital, a la vuelta de la esquina, sale a mi encuentro Javo. Javo tenía 13 años en 2009 cuando fue diagnosticada en el hospital de una cardiopatía severa que le limitaba enormemente su calidad y su esperanza de vida. Era una niña brillante, una de las mejores estudiantes de su clase. La trajimos a operarse a Madrid, no se le podía operar en Kenia y su cirugía fue un éxito. Desde entonces hace una vida normal, tan sólo siguiendo controles en nuestro hospital.

Pero durante su estancia en Madrid no solo encontró solución a su enfermedad, también conoció a una persona que decidió pagarle los estudios, apostar por ella. Javo tiene ahora 21 años, es muy guapa, sonríe continuamente y, cuando nos encontramos, sus ojos ríen también. Me cuenta que ya tiene su certificado de Nutrición tras estudiar un año en Mombassa. Actualmente está en prácticas. Estudiará dos años más para obtener el diploma y luego se unirá, si Dios quiere, al equipo sanitario de nuestro hospital en Lamu para llevar la Unidad de Renutrición.»

Esta primera historia de Javo que nos hace llegar Ana nos deja esa sensación de optimismo que nos consuela y nos calma el ánimo, nos convence de que el efecto “bola de nieve” existe. Las que siguen  nos hacen entrar de lleno en el día a día de los voluntarios, su empeño, su esfuerzo y su implicación para conseguir victorias a diario.