La historia del seguro, por lo que respecta al ramo de vida, es sumamente reciente y ha tenido su desarrollo más importante en los siglos XIX y XX. Sin embargo, para resaltar el auge conseguido en los últimos tiempos, es conveniente enmarcar dicho desarrollo con las siguientes notas históricas:

Primeros pasos de los seguros de vida, personales y de entierro

  • En Babilonia: Se menciona como primer antecedente el “Código de Hammurabi”, Rey de Babilonia 1955-1912 A.C. que ya preveía indemnizaciones en caso de fallecimiento por accidente de trabajo a favor de la viuda y de los descendientes del fallecido, instrumentándolas a través de un sistema de mutualización.
  • Egipto: Se creaban asociaciones en las que sus socios pagaban una cuota para que en el momento de su muerte el resto de miembros pagara sus caros ritos funerarios y el consuelo de la familia, asegurándose así de tener cubiertas las ceremonias para garantizar el tránsito de este mundo al más allá.
  • Antigua Grecia: surge una asociación llamada “Erandi” o “Eranoi” en la que se da asistencia a los socios y sus familias a través de un fondo común constituido por los agremiados.
  • Roma: existía una asociación o “Collegia” para los militares en cada una de las Provincias, los miembros pagaban de modo anticipado su contribución a un fondo que atendía los gastos en que incurrían los parientes para proporcionar un entierro decente al fallecido.
  • Edad Media: surgen también guildas, asociaciones formadas personas del mismo gremio que pagaban una cuota para mantener un fondo de protección mutua que cubría las pérdidas a modo de seguro en caso de que ocurriera algún imprevisto como un incendio, una muerte o la enfermedad. En su desarrollo, las guildas comenzaron a tener en cuenta factores vinculados al riesgo al que están expuestos sus asociados, como sus condiciones de vida y salud, creando para ello las que serán las primeras tarificaciones de seguros de vida en la historia, fueron las primeras en tratar de que la prestación después de que ocurriese un siniestro fuera proporcional al presupuesto disponible y al riesgo asumido, evitando posibles situaciones de insolvencia y de desprotección para los miembros del gremio. 

Como podemos ver, desde el punto de vista histórico, el seguro aparece esporádicamente, en tiempo de los Faraones egipcios y en algunas reglamentaciones de los romanos. No obstante, los primeros documentos que se relacionan con el Seguro sobre la Vida habremos de buscarlos, en los albores del siglo XIII, en tierras de Flandes.

Pocas regiones habrán mostrado en Europa, durante la época prerrenacentista y durante el Renacimiento mismo, mayor opulencia en el nivel de vida. Ello explica el florecimiento de la primera institución de rentas vitalicias. Los registros de la ciudad de Arras contienen antecedentes del siglo XV, coincidiendo en la época con los registros de Amberes, Bruselas y Lovaina. Felipe II, en 1570, prohibió las operaciones de rentas vitalicias, por considerarlas faltas de base científica. Sin embargo, la prohibición de Felipe II no evitó que en Flandes se continuaran practicando. Un siglo después, Johan van Witt pudo estudiar, en los registros oficiales de Holanda, el verdadero coste o valor de las rentas pagadas a millares de personas.

En la misma época, Christian Huyghens estudió el cálculo de probabilidades, cuyas bases fueron establecidas poco antes por un joven de 20 años, inventor de la primera máquina de calcular, y que había de ser famoso como científico y filósofo: Blas Pascal. En 1672, Nicolás Struyck comprueba las estadísticas y, basándose en el resultado de sus estudios, construye la primera Tabla de Mortalidad, que lleva su nombre.

Las guerras impiden que en Holanda se prosiga el estudio básico para la ciencia aseguradora. El doctor alemán Neumann forma una estadística de la población de Breslau durante el quinquenio de 1687 a 1691, en la que el inglés Edmund Halley apoya su Tabla de Mortalidad, que parte de una base de 1000 cabezas y en la que se observa la evolución de la supervivencia a todas las edades. Se había colocado así la primera piedra de la ciencia actuarial.

Sin embargo, la consolidación científica de las matemáticas actuariales necesitaba aún de las investigaciones de Leibnitz y Newton sobre el cálculo diferencial, indispensable para el desarrollo del cálculo de probabilidades, que da origen al célebre teorema de Jacques Bernouilli sobre la Ley de los grandes números, sin el cual hubiese sido imposible la creación de la ciencia aseguradora moderna.

Con el siglo XVII termina la época de los que podemos considerar precursores del seguro sobre la vida. Muchos países han contribuido a la perfección de estos estudios, especialmente Inglaterra, Francia y Alemania.

La fecha del 8 de julio de 1848 es digna de ser recordada, porque en ella fue fundado en Londres el “Instituto de Actuarios de la Gran Bretaña e Irlanda”, cesando, por tanto, los esfuerzos personales aislados y pasando a ser un grupo de hombres de ciencias el que tomó a su cargo la continuación de los estudios actuariales. Aparecieron, sucesivamente, en varios países, Tablas de Mortalidad, cuya enumeración omitimos por no dar a estas notas excesiva amplitud.

Ya a partir de 1705 comenzaron a actuar diversas Compañías aseguradoras en Europa y América. Y durante los siglos XVIII y XIX no cesaron de fundarse nuevas Sociedades en todos los países, muchas de las cuales siguen existiendo en la actualidad, demostrando con ello la fortaleza de sus cimientos.

Pero es especialmente durante el último tercio del siglo XIX y todo el siglo XX, cuando el seguro sobre la vida ha alcanzado un espléndido desarrollo, hasta llegar a convertirse en algo verdaderamente consustancial con la vida moderna y haber venido a constituir un claro indicador del bienestar económico y del grado cultural de cada nación.

Y entre todos los países cabe, sin duda alguna, a Estados Unidos el mérito de haber llevado al terreno comercial el desenvolvimiento científico del seguro sobre la vida con la máxima amplitud y el máximo perfeccionamiento, por lo que a la bondad del condicionado y la liberabilidad de las pólizas se refiere, siendo tan ingente el volumen de los seguros sobre la vida existentes en dicha nación, que por sí solo ha venido siendo superior al de todos los demás países del mundo juntos.

Curiosidades

Aunque se tiende a considerar que Italia es el país de origen del seguro moderno, pocos saben que España comparte este mérito.

La póliza más antigua conocida, del año 1347, cubría un viaje de Génova a Mallorca. Se tiene constancia de que un notario de Barcelona (en aquella época, los contratos de seguro eran redactados por notarios), Bartolomé Masons, redactó entre 1428 y 1429 un total de 380 pólizas, que cubrían la mercancía de 104 navíos.

Existían en aquella época dos tipos de seguro: el lucrativo, para cubrir el riesgo de los negocios y el no lucrativo, dirigido a cubrir aspectos como los entierros, robos, enfermedades o accidentes. El seguro de vida se desarrolló en el Mediterráneo como complemento al seguro marítimo, asegurando a pasajeros, marinos o esclavos en determinadas expediciones. En este caso, Barcelona, a través de su Consolat de Mar, se convirtió en la base del derecho internacional comercial del Mediterráneo.